Sales al exterior, en el aeropuerto de Reikiavik y sientes el calor de la Tierra. Es un gesto, una manifestación térmica del interior del planeta: templa un ambiente frío y húmedo para hacer acogedor un entorno inhóspito, sulfúreo. De forma casi imperceptible, agradeces el detalle.
Llegamos a Islandia con la “mochila” de experiencias, observaciones y vivencias muy cargada. Hace unas horas, enviamos a los medios de comunicación que siguen nuestra aventura, un primer resumen de la Expedición. En esa nota, destacábamos el estallido de actividad auroral del pasado día 21. El episodio nos sorprendió nada mas llegar a Groenlandia, durante la primera noche. Nuestros compañeros en Islandia, no fueron menos afortunados…
Después de ver las imágenes del día 21, aún con los “petates” en la calle, nos dirigimos a nuestras “casitas” de la Granja Hestheimar. A los recién llegados se nos había olvidado pedir permiso a los “vecinos”…
La oveja islandesa es parte del paisaje. Los primeros pobladores de la Isla le deben la vida. Hace unos mil años, la supervivencia humana dependía aquí de la carne, leche, lana y piel de estos animales. Fueron compañeros de viaje de los vikingos.
Las últimas horas del día las aprovecha Josep María Boch para hablar con los estudiantes de Ruta de las Estrellas, de asteroides. La reciente publicación en Nature de un trabajo de investigación de la Universidad de Tennesse que alerta sobre el riesgo de destrucción de la Tierra ¡el 16 de marzo de 2880!, como consecuencia del impacto del asteroide 1950DA, abre un interesante e improvisado debate. La hora de la cena pone punto y seguido. Continuará…